El actual sistema educativo no
está adaptado a las necesidades de la sociedad actual y reprime las habilidades
de los jóvenes.
Seguimos con el sistema educativo
que hemos heredado desde la época de la industrialización, basado en la
producción, en el que además se intentan transmitir unos valores culturales de
una sociedad que ha cambiado con el tiempo, y que nada tiene que ver con la
actualidad. Por otra parte, tenemos una visión muy limitada de nuestras aptitudes,
lo que provoca que muchos de los jóvenes que finalizan los estudios no tienen
claro cuáles son sus talentos y destrezas, se busca descubrir talentos pero no
se intenta desarrollarlos.
Como consecuencia de esto,
vivimos en una sociedad con un sistema educativo desfasado en el que se
establece una jerarquía en la que las materias como la lengua y las matemáticas
están muy por encima de las materias artísticas. A esto, hay que añadir la
visión reduccionista que se tiene de la inteligencia, la cual se determina a
través de un test objetivo que difícilmente nos proporcionara valores reales
sobre la inteligencia.
En una entrevista con Eduard Punset, el principal motivo por el que
Ken Robinson defiende que hay que modificar la educación y replantearse la
creatividad es porque si no cambiamos la forma de pensar en nosotros mismos no
estaremos a la altura de los desafíos a los que nos enfrentamos en la
actualidad.
Desde mi punto de vista, la
conclusión que debemos obtener como futuros responsables de la educación es que
no hay una metodología común para todas las personas, en función de las
aptitudes, gustos y características de cada uno y del contexto socio-cultural
en el que nos encontremos, variará el método más productivo para aprender.
Debemos ayudar a los alumnos a encontrar sus vocaciones, a descubrir por sí
mismos lo que de verdad les interesa.
Hay que intentar, en la medida de
lo posible, ajustarnos a cada una de las necesidades del alumno, innovando en
nuevos métodos didácticos con el objetivo de despertar su creatividad, que
aprendan a pensar por sí mismos, a descubrir cómo enfocar los conocimientos
adquiridos en sus vocaciones e intereses.
Tristemente cierto...
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