Creada por Cecil Reddie, en Abbotsholme, Derbyshire, Inglaterra, la nueva escuela surge como un lugar en el que aprender a realizar las tareas de la casa y del campo, un lugar en el que prevalece formar a la persona por encima de la formación del estudiante.
Mediante la introducción de la coeducación, el autogobierno por parte de los alumnos y la inclusión de los párvulos y primeros años de la educación primaria se pretendía dar un papel más importante al alumno en el proceso de enseñanza y aprendizaje, al mismo tiempo que el profesor pasaba de tener un papel principal y dictatorial a uno más dinamizador, un guía al servicio de los intereses y necesidades de los propios alumnos.
A esto hace referenciada Oravec (2003) cuando dice que el profesor "También puede plantearse ser un autor más en el blog, al mismo nivel que sus alumnos, quienes, de esta forma, se sentirán más reconocidos en el proyecto y con mayor grado de autonomía", es decir, los alumnos deben sentirse parte del proceso de educación, deben ser conscientes de que sus decisiones influyen en el modo de aprender, que su función en el proceso educativo no se limita a estudiar lo que manda el profesor sin saber ni entender cómo ni por qué.
La base de esta nueva metodología de educación es que se debe aprender mediante experiencias, el aprendizaje de textos no es más que un trámite que permite memorizar una serie de conceptos que, casi con total seguridad, serán olvidados con el paso de los años. Sin embargo, el aprendizaje mediante experiencias permite asimilar conceptos de una forma más dinámica, de manera que, enfocándolo a situaciones de la vida cuotidiana, facilita la comprensión de los conceptos y la interiorización de éstos.
Como decía John Dewey, la tarea fundamental del docente debe ser la de proporcionar un buen ambiente que estimule la respuesta del estudiante y que dirija su aprendizaje. Si no se estimula la voluntad del alumno por aprender, el proceso educativo se convierte en un proceso largo, costoso y aburrido, es muy difícil prestar atención a algo que no resulta interesante, a algo a lo que no te despierta curiosidad... más si cabe si se trata de algo obligatorio que no hay opción de evitar.
Para lograr este cambio, se han creado distintas metodologías que pretenden mejorar la predisposición de los alumnos por aprender. El método más conocido a nivel mundial probablemente sea el Método Montessori, el cual, consiste en llevar al aula el espíritu de actividad espontánea que realizan los niños fuera de la misma, es decir, concederles la libertad de agruparse para realizar trabajos que les resultan interesantes. El profesor es el guía u observador comentado anteriormente. Las actividades son preparadas, realizadas, registradas, finalizadas y calificadas por los propios alumnos.
Pero éste no es único método, la diversidad de necesidades en función de cada tipo de persona ha permitido la creación de numerosos métodos didácticos, los cuales, facilitan la adaptación a la escuela de cualquiera, independientemente del tipo de necesidades e inquietudes de cada uno.
Sin embargo, la eficiencia o no de todos estos cambios metodológicos dependerá en última instancia de los docentes. Ellos son los encargados de descifrar, interpretar y poner en práctica los valores y enseñanza que hay que transmitir a los jóvenes estudiantes. Son los responsables de encontrar la forma adecuada de transmitir los valores que marcarán, en gran medida, el éxito o fracaso del sistema educativo. De nada serviría realizar una reforma total de la forma de impartir las bases teóricas de la enseñanza si a la hora de ponerlas en práctica no están capacitados para ello.
En la sociedad actual de continuos cambios en la que nos encontramos, es más importante aun si cabe dar la importancia que merece a todos estos aspectos relacionados con el proceso educativo, ya que, pese a que todas estas reformas se comenzaron a implantar hace ya muchos años, la realidad es que el sistema educativo no ha evolucionado todo lo que debería hacia esa "nueva escuela".
En mi opinión, la escuela nueva fue el inicio de un cambio necesario para el desarrollo y la formación de las personas pero, por desgracia, esas innovaciones no están todo lo presentes que deberían en la actualidad. Siguen siendo muchos los centros en los que se sigue empleando métodos tradicionales en vez de apostar por nuevos métodos más adaptados a las necesidades actuales.
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