miércoles, 6 de mayo de 2015

La pedagogía constructivista. Jean Piaget y Viktor Lowenfeld.


Según la teoría constructivista de Piaget, el ser humano adquiere los conocimientos por el mero hecho de interactuar con los objetos que le rodea. El individuo no tiene la necesidad de recibir las enseñanzas por parte del profesor puesto que es él mismo el que, a través de sus experiencias, a lo largo de las diferentes etapas de su vida, que se desarrollan en intervalos generalmente de 2 años desde que nace hasta que alcanza la madurez, va adquiriendo los conocimientos necesarios para su desarrollo cognitivo.

Piaget defiende una concepción constructivista de la adquisición del conocimiento, es decir, la acción del sujeto juega un papel fundamental en el conocimiento. Para Piaget, el conocimiento está unido a la acción, a las operaciones, es decir, a las transformaciones que el sujeto realiza sobre el mundo que le rodea (Delval 1996; p. 106-107).

Las diferentes etapas se pueden resumir en el periodo Sensoriomotor (0-2 años), en el que el niño usa sus sentidos y habilidades motrices para conocer aquello que le circunda, confiando en sus reflejos. El periodo Preoperatorio (2-7 años) marcado por el egocentrismo del niño. El periodo de las Operaciones Concretas (7-12 años) el niño es capaz de usar los símbolos de un modo lógico y, a través de la capacidad de conservar, llegar a conocimientos generalizados. Y, por último, el periodo de las Operaciones Formales (de 12 años en adelante) en el que comienzzan a utilizar la lógicay a aplicar la reversibilidad y la conservación.

Esta teoría, pese a que no se ha llevado a la práctica, es una de las más relevantes en cuanto a desarrollo cognitivo que se conoce, y, en parte, adquiere su sentido si se atiende a los principios básicos en los que se rige.

La teoría cumple la secuencialidad, el orden de los periodos siempre es el mismo, no puede adquirirse uno sin haber pasado antes por el anterior. Integración, son irreversibles, cada periodo supone una reorganización del pensamiento pero no se puede volver a un periodo anterior. Estructura de conjunto, es decir, determinan el comportamiento del sujeto de forma independiente al dominio al que se aplican. Y, por último, Descripción lógica, cada periodo se contempla como un sistema de operaciones lógicas que unifican los comportamientos intelectuales. (César Elendil, 2013).
El modelo piagetiano es tan importante y tuvo tal repercusión que incluso ahora, casi 100 años después, la teoría sigue siendo una realidad y, sin ir más lejos, es tomada como referencia. Un claro ejemplo de la repercusión son los juguetes de los niños. Éstos, son clasificados para unas edades u otras en función de los conocimientos y estímulos que pueden aportar al niño que lo utiliza, en función de lo establecido por Piaget.

Sin embargo, esta teoría también tiene sus detractores. Es el caso de Mario Carretero, Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, el cual, en una publicación en 2009 expresa su disconformidad de la siguiente manera:

El “pensamiento formal” no es una característica universal como así tampoco deviene por simple maduración. No basta con ser adulto para no pensar como adolescente, sino que muchos adultos por no tener esta clase de pensamiento piensan, de hecho, como adolescentes. (Carretero, 2009)
Defiende que no por el hecho de pasar a edad adulta significa que el individuo o alumno va a pensar como tal sin necesidad de seguir unas pautas, se requiere un grado de disciplina y esfuerzo, por lo que la figura del maestro es necesaria para que esto se produzca.

Estas mismas valoraciones se le pueden aplicar a la teoría de Lowenfeld respecto al desarrollo creativo de las personas. Al igual que Piaget, establece una sucesión de etapas cognitivas, divididas también en intervalos de edad, en las que el niño va adquiriendo una serie de habilidades propias de la interacción con los utensilios de dibujo y de su aumento de su capacidad cognitiva por medio de las cuales, empieza rayando sin sentido alguno, y termina, una vez alcanzada la madurez, perfeccionando el estilo con el que se siente más identificado.

Desde mi punto de vista, ambas teorías tienen un gran valor, ambas responden a un minucioso estudio del comportamiento del ser humano a través de las diferentes etapas que atraviesa en su proceso de crecimiento y de desarrollo cognitivo y artístico, pero, pese a que están bien fundamentadas y tienen razón en los procesos, creo que la figura del profesor es necesaria. Las personas necesitan un guía que les marque las pautas a seguir en el proceso del aprendizaje, necesitan de alguien que les transmita sus conocimientos, de una forma objetiva, para a partir de ahí generar los suyos propios.

Sin alguien que guíe el aprendizaje, el conocimiento adquirido puede ser erróneo, lo que provocaría que los nuevos conocimientos se asentaran sobre unas bases erróneas, esto provocaría un error grave de conceptos que nunca llevaría al sujeto a completar su formación.

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